5.3.10

Miércoles mojado

Amaneció un día soleado. Alberto se levantó de la cama con sueño, como cada mañana. Realizó su rutina de cada día antes de dirigirse al instituto, cogió la mochila y se dispuso a caminar los treinta minutos que tenía hasta allí. Hacía mucho viento, enseguida el cielo se volvió gris y empezó a caer un diluvio. No había cogido el paraguas por el buen tiempo que parecía que haría ese día. Llegó al instituto calado hasta los huesos.

Amaneció un día nublado, amenazaba lluvia. Esta vez Alberto cogió el paraguas. A medio camino del instituto empezó a llover. Hacía demasiado viento, tanto que le dio la vuelta a su paraguas del mercadillo y lo terminó rompiendo. De nuevo, Alberto llegó al instituto como si se hubiera dado una ducha por el camino.

Amaneció un día gris, llevaba toda la noche lloviendo y parecía que no iba a cesar en todo el día. Alberto no dudó en coger el paraguas que heredó de su abuelo, que a pesar de ser antiguo y feo, era el más fuerte y resistente que tenían en casa. Pensó, a la tercera va la vencida, esta vez ni el viento podrá con él. Se dirigía hacia el instituto y se paró delante de un paso de cebra con el semáforo en rojo para los peatones. No tuvo la suficiente picardía de no detenerse tan cerca de la carretera, pues estaba llena de charcos profundos, pero cuando se dio cuenta ya era demasiado tarde. Una furgoneta pasó demasiado cerca de la acera a toda velocidad por encima de un charco, que bañó de arriba a abajo a nuestro protagonista. Alberto maldijo en voz alta todo lo que pudo, a la lluvia, a los charcos, a su paraguas, al semáforo, al chico que conducía la furgoneta… y a su poder. No llegaba a entenderlo del todo ¿de qué le servía si no se podía cambiar el pasado ni el futuro? Se rindió y siguió caminando frustrado hacia el instituto, donde tuvo que aguantar más de una burla de sus compañeros de clase.


Palabra: Paraguas (Memenovela)




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2 comentarios:

Jordicine dijo...

Bonita historia y muy real. A veces ir preparado no es suficiente para que todo vaya bien. Yo, si no llueve mucho, paso directamente de los paraguas. De hecho, no soporto verlos rotos, con agujeros o varillas caídas. Una capucha y pa'alante. Ir muy bien prerado a un exámen, tú que vas a la Autónoma, tampoco es garantía de buena nota... pero ayuda. Un beso, KRYS.

Laura dijo...

A mi me ha gustado. Realmente, hay veces que ponemos tanto empeño en que todo salga perfecto, que luego se tuercen las cosas. Pero bueno, al fin y al cabo, si todo nos fuese siempre bien, sería aburrido.
Soy de las que no usan paraguas, se calan y se costipan xD.

Un beso!