Ese día había madrugado, se me hizo eterno. No estuve en casa en todo el día, llegué a las nueve de la tarde. Fui directamente a mi habitación, dejé las cosas por ahí de cualquier manera, me puse el pijama, me tumbé en la cama, cerré los ojos e intenté relajarme. Me llamaron desde la cocina para ir a cenar, resoplé y me dirigí hacia allí.
Estaba la televisión encendida y en las noticias destacaban lo de siempre: una mujer fallece unas horas después de haber llegado al hospital porque su marido le ha clavado varias cuchilladas; accidente de un autobús escolar en una carretera nacional porque el conductor había bebido y perdió el control, más de la mitad de pasajeros muertos y el resto gravemente heridos, el conductor salió por la ventana y tiene heridas leves… y finalmente los deportes, lo más aburrido de todo: no hace falta que lo repitan, ya se sabe quién va a ganar la liga este año… Cuando iban a dar el tiempo entonces mi hermano me dice: ¿has visto lo que te he dejado en el escritorio? No tenía ni idea, ni me había fijado: no, luego lo miro…
Terminaron de dar el tiempo, tormenta para mañana, qué bien. Acabé de cenar y me fui directa hacía mi habitación, ya no recordaba lo que me había dicho mi hermano. Fui a encender el portátil y allí estaba, la vi, una bolsa llena de golosinas. Tenemos la costumbre de que cuando uno u otro va a comprar chuches le guarda unas pocas al otro. Fue como una salvación, hacía ¿meses? que no comía, además el azúcar me iba a ir muy bien para el cansancio acumulado de todo el día, incluso de toda la semana, ya que era viernes. Huevos, dientes, corazones, nubes, ositos, tochos, lenguas,… y ¡se había acordado de cuáles eran mis preferidas! Los gusanos de goma, cómo no, había más cantidad y me los dejé para el final.
Y terminé el día saboreando esa golosina, casi sentía placer al comerla lentamente. Saboreando su textura, palpando su sabor artificial, disfrutando de sus colores. Hizo que me olvidara completamente del largo y espeso día y lo agradecí. Esa noche me iba a ir con la mente despejada, lejos de las preocupaciones, gracias a unos bichitos artificiales que en la realidad no me podían dar más asco. Y entonces esa noche soñé con gusanos… de golosina y al día siguiente me desperté con un dolor de estómago considerable.
Estaba la televisión encendida y en las noticias destacaban lo de siempre: una mujer fallece unas horas después de haber llegado al hospital porque su marido le ha clavado varias cuchilladas; accidente de un autobús escolar en una carretera nacional porque el conductor había bebido y perdió el control, más de la mitad de pasajeros muertos y el resto gravemente heridos, el conductor salió por la ventana y tiene heridas leves… y finalmente los deportes, lo más aburrido de todo: no hace falta que lo repitan, ya se sabe quién va a ganar la liga este año… Cuando iban a dar el tiempo entonces mi hermano me dice: ¿has visto lo que te he dejado en el escritorio? No tenía ni idea, ni me había fijado: no, luego lo miro…
Terminaron de dar el tiempo, tormenta para mañana, qué bien. Acabé de cenar y me fui directa hacía mi habitación, ya no recordaba lo que me había dicho mi hermano. Fui a encender el portátil y allí estaba, la vi, una bolsa llena de golosinas. Tenemos la costumbre de que cuando uno u otro va a comprar chuches le guarda unas pocas al otro. Fue como una salvación, hacía ¿meses? que no comía, además el azúcar me iba a ir muy bien para el cansancio acumulado de todo el día, incluso de toda la semana, ya que era viernes. Huevos, dientes, corazones, nubes, ositos, tochos, lenguas,… y ¡se había acordado de cuáles eran mis preferidas! Los gusanos de goma, cómo no, había más cantidad y me los dejé para el final.
Y terminé el día saboreando esa golosina, casi sentía placer al comerla lentamente. Saboreando su textura, palpando su sabor artificial, disfrutando de sus colores. Hizo que me olvidara completamente del largo y espeso día y lo agradecí. Esa noche me iba a ir con la mente despejada, lejos de las preocupaciones, gracias a unos bichitos artificiales que en la realidad no me podían dar más asco. Y entonces esa noche soñé con gusanos… de golosina y al día siguiente me desperté con un dolor de estómago considerable.
Palabra: Golosina
4 comentarios:
Eso me recuerda a una amiga mía que vive en Barcelona. Un día la llamé y resultó que estaba depre y me dijo "estoy cenando nubes", y yo la respondí "y qué te has fumado antes?" XDDDD
Un clásico de la golosina, las nubes, que, al igual que los "jamones" no sé por qué narices se llamaban así...
Un saludo!
ya he actualizado :)
te devuelvo el premio porque tú también te lo mereces :)
Hola Kris!
Lo primero, muchas gracias por visitarme y muchas más por dejar un comentario. Lo segundo, gracias por tenerme en cuenta para compartir tu premio.
En cuanto a tu post, decirte que siempre he pensado que en las pequeñas cosas es donde se encuentran los grandes placeres. Tú lo describes muy bien.
Un saludo
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