19.8.08

El discurso (I)

Hoy he empezado a leer este libro, de George Orwell. Me apetece compartir con vosotros (si hay alguien por aquí) lo que voy leyendo, así que iré escribiendo lo que me parezca más interesante de lo que lea para que podáis seguir la historia a mi ritmo.



La historia se sitúa en una granja, donde, a raíz de que un cerdo (el Viejo Mayor) tiene un sueño donde los Hombres son proscritos, éste reúne a todos los animales de la granja y les suelta tal discurso:

Veamos, camaradas: ¿cuál es la realidad de esta vida nuestra? Encarémonos con ella: nuestras vidas son miserables, laboriosas y cortas. Nacemos, nos suministran la comida necesaria para mantenernos y a aquellos de nosotros capaces de trabajar nos obligan a hacerlo hasta el último átomo de nuestras fuerzas; y en el preciso instante en que ya no servimos, nos matan con una crueldad espantosa. Ningún animal conoce el significado de la felicidad o la holganza después de haber cumplido un año de edad. No hay animal libre. La vida de un animal es sólo miseria y esclavitud; ésta es la pura verdad.

Pero, ¿forma esto parte, realmente, del orden de la naturaleza? ¿Es acaso porque esta tierra nuestra es tan pobre que no puede proporcionar una vida decorosa a todos sus habitantes? No, camaradas; mil veces no. El suelo es fértil, su clima es bueno, es capaz de dar comida en abundancia a una cantidad mucho mayor de animales que la que actualmente lo habita. Solamente nuestra granja puede mantener una docena de caballos, veinte vacas, centenares de ovejas; y todos ellos viviendo con una comodidad y una dignidad que en estos momentos está casi fuera del alcance de nuestra imaginación. ¿Por qué entonces, continuamos en esta mísera condición? Porque los seres humanos nos arrebatan casi todo el fruto de nuestro trabajo. Ahí está, camaradas, la respuesta a todos nuestros problemas. Todo está explicado en una sola palabra: el Hombre, el único enemigo real que tenemos. Haced desaparecer al hombre de la escena y la causa motivadora de nuestra hambre y excesote trabajo será abolida para siempre.

El hombre es el único ser que consume sin producir. No da leche, no pone huevos, es demasiado débil para tirar del arado y su velocidad ni siquiera le permite atrapar conejos. Sin embargo, es dueño y señor de todos los animales…Ni siquiera nos permiten alcanzar el término natural de nuestras míseras vidas… ningún animal se libra del cruel cuchillo final…

¿No resulta entonces de una claridad meridiana, camaradas, que todos los males de nuestras vidas provienen de la tiranía de los seres humanos? Eliminad tan sólo al Hombre y el producto de nuestro trabajo nos pertenecerá. Casi de la noche a la mañana, nos volveríamos ricos y libres. Entonces, ¿qué es lo que debemos hacer? ¡Trabajar noche y día, con cuerpo y alma, para destruir la raza humana! Ese es mi mensaje, camaradas: ¡Rebelión!

… Y recordad, camaradas: vuestra voluntad jamás deberá vacilar. Ningún argumento os debe desviar. Nunca hagáis caso cuando os digan que el Hombre y los animales tienen intereses comunes, que la prosperidad de uno es también la de los otros. Son mentiras. El Hombre no sirve los intereses de ningún ser exceptuando los suyos propios. Y entre nosotros los animales, que haya perfecta unidad, perfecta camaradería en la lucha. Todos los hombres son enemigos. Todos los animales son camaradas…

...y no debemos llegar a parecernos a él. Aún cuando lo hayáis vencido, no adoptéis sus vicios. Ningún animal debe vivir en una casa, dormir en una cama, vestir ropas, beber alcohol, fumar tabaco, manejar dinero ni ocuparse del comercio. Todas las costumbres del hombre son malas. Y, sobre todas las cosas, ningún animal debe tiranizar a sus semejantes. Débiles o fuertes, listos o ingenuos, todos somos hermanos. Ningún animal debe matar a otro animal. Todos los animales son iguales.

No hay comentarios: