Los finales

A y B hablan del libro X que A ya se ha leído y actualmente está leyendo B.

A: …ya verás el final
B: ¿Es decepcionante?
A: No, para nada.

B termina de leerse el libro y se lo devuelve a A, y comentan el final.

B: Ya me lo he leído. ¡Acaba mal! Me dijiste que acababa bien.
A: ¿Yo? Te dije que no era decepcionante, es un buen final.
B: …

Conversación real entre mi madre (B) y yo (A). No desvelaré X, si queréis suponerlo o averiguarlo, vosotros mismos.

Los finales pueden acabar bien o mal, o simplemente no acabar. Puede decepcionarte acabando mal o bien, no tiene nada que ver una cosa con la otra. La decepción es subjetiva, personal. A una persona puede decepcionarle un final que a otra le ha parecido genial. Son opiniones, es cuestión de gustos. No todo el mundo opina igual. La originalidad, sorpresa o brutalidad de un final puede impactarte de tal forma que uno que acaba mal te guste. Si un escritor consigue eso, es que realmente es bueno, tanto él mismo como el final.